martes, 28 de abril de 2009

El estrés y su fín


Ya que nunca me habían llamado Top Master y que por una u otra razón, el tema del estrés me persigue últimamente, abordaré el tema desde un punto de vista distinto, y por supuesto, con una moraleja final.

Así se las gasta el golem.

El estrés, segun dice el diccionario de la RAE vendría a significar, con un margen de error muy bajo, lo siguiente:

"
Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves."

A lo que yo sólo puedo decir, teniendo en cuenta mi nivel de lucidez a estas horas:
"Mu-rico"

El estrés, por malo que parezca, es en gran medida lo que nos ayuda a seguir vivos, nos empuja a evolucionar y nos mantiene alerta.
Por mucho que tengas siempre querrás más, y cuanto más difícil, mas lo querrás. Sin ese estrés que nos causa la frustración, el anhelo , la derrota, el ridículo... Sin ello la ambición se esfuma.

Tanto es así, que desde tiempos insospechados, ha sido el mismo estrés, bien utilizado por estrategas y gobernantes, el que ha mantenido a raya a ciudadanos de las Metrópolis más habitadas de éste, nuestro planeta. El estado del miedo, el crear estreses innecesarios, peligros de dudosa credibilidad, pandemias, guerras frías, problemas medioambientales, crisis... No todo es gratuito.

Si todo va bien, los que manden empezarán a ser contingentes, la gente dejará de temer y querrá cambiar, y ya no estará todo fuertemente atado. Desde la iglesia hasta cualquier organización jerárquica se basa en esto. No tiene por que ser miedo físico, pero si a unas consecuencias no deseadas. A veces, por desgracia, es la única forma, pero, ¿hasta que punto hay que llegar para conseguir un mundo más o menos estable?

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/cientificos/afirman/virus/SIDA/fue/creado/laboratorio/elpepisoc/19861027elpepisoc_9/Tes/

A mi el estrés me quita el sueño, al menos puedo lucir orgulloso mi sonrisa por que, al fin y al cabo, que coño, me lo paso muy bien.




lunes, 27 de abril de 2009

MIedito



Cuando se nubla el cielo se me nublan las ideas. No le doy esa rienda suelta, que cuando hay sol, mi cerebro utiliza como vía de escape a los pensamientos sobrantes de mis repletitas neuronas. Aun así, probaré suerte.

Otra cosa que me nubla, y valga la redundancia hiperbólica, si cabe más que las propias nubes, es el miedo. Lo malo del miedo es que está todos los días, lo bueno, que te mantiene alerta. He llegado a la conclusión de que mi estrés es a causa del miedo.

El miedo se puede transformar en varios eufemismos y enmascararse, guardando así, hasta el mas cobarde, una falsa apariencia de ironman.


Enumeraré una parte de mis temores, sin tener en cuenta los meramente físicos, como el vertigo que frustra mi sueño de volar.

La vergüenza: El miedo escénico o miedo al ridículo. Algunos le llamarán dignidad, pero que se engañe quien quiera.

El miedo al cambio: Conformismo y falsas felicidades. Necesidades cubiertas por temporales placebos que impiden nuestro avance, mermado por unos temores a un futuro más desafortunado.

El miedo al compromiso: Antitesis del miedo al cambio, aunque no incompatibles dependiendo de cada razón. Este realmente es el que te hace merecedor de ser tildado de cobarde.

El miedo a perder: Parecido al miedo al cambio, pero sin crear falsas expectativas, simplemente aceptas todo tal y como es, y utilizas la máxima de "Quien no apuesta no pierde"

Miedo al paso del tiempo: Este es el que realmente acojona, no por el paso del tiempo en sí, si no por todo lo bueno que no valoramos y dejamos en el camino. Es el que nos llena de lamentaciones, y en parte, es el que nos obliga a ser más fuertes.

Creo que son suficientes miedos para causarme estrés, y creo que poco a poco los iré afrontando cuando tenga oportunidad.

Algo optimista sobre el paso del tiempo nos los cuenta Mark Knofler con Dire Straits.

Walk of life



Dormid los que podáis.

domingo, 26 de abril de 2009

Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.

Mañana actualizo, el sueño me puede y el agotador fin de semana acaba. Si yo fuera cántaro, estaría roto...


Mañana más y fácilmente mejor.

miércoles, 22 de abril de 2009

De la felicidad, el bienestar y el mundo interior (parte 2)

Hablando del yo dejé ayer mi personal visión sobre la felicidad, o como algunos pensadores prefieren maquillar, el bienestar.

En mi lista de bienes que comencé ayer, empezaré hoy añadiendo un valor no poco polémico, que con lo que algunos llaman demagogia y yo llamo persuasión, intentaré haceros entender.

Yo creo. Sin más, y tengo una fé ciega en que debe haber algo más.
No estoy a favor de las religiones y no soy monoteísta. No veo probable la existencia de un ser superior todopoderoso, ni tampoco creo que haya un cielo esperandome. Pienso que la gente que cree en algo, como yo (os explicaré en qué y como más detalladamente en otra entrada, ya que no es el tema que hoy tratamos), tenemos siempre un pilar que nos ayuda, por lo menos, a seguir adelante en los malos momentos. Muchos pensarán que es pura ignorancia, y yo no lo descarto, pero si esta ignorancia, en este caso mundial (y si alguien me demuestra empíricamente lo contrario le invito a lo que quiera), me hace feliz, ¿para qué salir de ella?
¿no era acaso menos probable la creación de un universo, salido de una explosión, y que la evolución trajera hasta mi escritorio un ordenador dónde escribir? Apuesto a que si hubiesemos podido verlo nadie hubiese dado un duro por la vida orgánica...

El concepto del bien o de hacer el bien también sacia nuestra sed de felicidad. Nadie estará descontento con un trabajo bien hecho, y nadie tachará de acto triste una acción bondadosa, digna de un puro beato (entendiendo su acepción cristiana). Pero, ¿en que punto se encuentran el bien y el mal? Mi rasero situa, a grandes rasgos y con infinidad de excepciones, ese punto en la intención. Digamos, que un acto se juzga, no por su buena o mala ejecución, si no por su verdadera, si pudiesemos saberla, intención.
Un ejemplo, un cirujano opera a corazón abierto, y por mal fario o cualquier otra causa dificilmente achacable a él, mata al paciente. Sin duda la intención era buena, hemos de aplaudirla y apoyarle para que supere el mal trago. Con esto no justifico eso que dicen de que el fin justifica los medios, pero si a aquellos que de buena fé se equivocan y son duramente descalificados.

Sentirse afín a un grupo, o la necesidad de socialización. Todo el mundo forma y busca grupos personas con gustos y hábitos afines. Nada serviría de nada si estuviesemos solos en el mundo. He de mostrarme, cuanto más mejor, y si puedo compartirlo con mi gente, aún más. Nos satisface tanto ayudar algunas veces, como conseguir el preciado premio.



Apostaría a que un madridista disfruta más de una liga de su equipo que de muchos placeres físicos, y aún más, cuando puede celebrarlo con sus semejantes a los pies de la cibeles. La euforia colectiva, la más grande y fugaz expresión de la esencia ,de esa palabra que tantas lineas me lleva explicar desde mi punto de vista.





El amor. Solo diré, y doy las gracias a un tal Jodorowsy,psicomago, que aunque, por no juzgarle diré que no entendí, me dejo una frase, que a la par de poética, más de uno aceptará como válida. No puedo escribir literalmente, por que mi memoria mermada por alguna razón, que obviamente no recuerdo, no me deja, pero quería decir lo siguiente: "No ama más el que habla de ello, ese sólo habla"

Por hoy, y en vista de las horas que son, he de dejarlo aquí. Además, esa frase bien leída puede definir bien mi concepto de felicidad.

Si tengo algo que decir más sobre el tema, habrá otra parte, si no, hay tienen un leve esbozo de mi concepto de bienestar. Y porque cada uno tiene su mundo interior, ustedes comparen, y si encuentran algo mejor, entonces será suyo...

martes, 21 de abril de 2009

De la felicidad, el bienestar y el mundo interior (parte 1)

La felicidad, utilizada desde los escritos aristotélicos, ha sido tratada de diferentes formas por los distintos pensadores (incluyendo a cada cual),y distando, cada día más, de su esencia semántica, que si no recuerdo mal se resumía en el sentido de la vida. La ambigüedad de ésta palabra y su poca universaliedad hicieron que los pensadores empezaran a tratar el bienestar. El bienestar, relativamente más objetivo, aún siendo personal e intrasferible como el carnet de la biblioteca, si mantiene unos básicos comunes, en mayor o menor medida, contables. Haré un repaso, sin basarme en ningún dato, de mis bienes básicos, pudiendo éstos ser desde rídiculos a universales, pero siendo, desde luego, míos.



Empezaré por la salud, gozar de ella es increíble, y no lo aprecias hasta que te encuentras realmente mal. El camino básico para amarla es el dolor, que cuando ausente olvidamos y que siempre acecha en forma de amenaza. El final de la salud es la muerte, y la muerte es la nada, y yo desde luego, no quiero eso.



Más allá de la salud, haciendo mi repaso, encuentro los bienes básicos. Aquí englobaremos desde casa, comida y agua, hasta ropa, transporte y vacaciones. Cada uno es el y su circustancia, y la mía, me guste o no, está a ese nivel. Nunca he tenido la oportunidad de añorarlos, y me cuesta mucho tan si quiera pensar en no tenerlos. Me alegro de ello, y deseo con todas mis fuerzas que hasta el peor de mis enemigos los cubra con solvencia. Recursos hay, organización, no la habrá nunca. El melodramatísmo no es para mí, y mirando poco más allá de mis narices, mentiría si dijese que algo así me quita el sueño.



El yo, el más importante, y sin duda , sin ser el que más cuido, es en cualquier caso lo que realmente conozco a fondo. Cada uno malinterpreta la realidad, fenoménica según Kant, a su manera. La mía debe ser una de las peores interpretaciones habidas, pero esa ilusión por el amor eterno, la verdadera amistad, el respeto mutuo y el buen humor por encima de todo, me hace mantenerme en un estado sólido, casi impenetrable por los males contingentes del día a día.

El reconocimiento ajeno es el mayor de los premios, y el sentirse querido, escuchado e importante nos llena tanto de satisfacción que a veces arriesgamos nuestra propia integridad por ellos, y ya ni que decir tengo si se trata de ayudar, servir o ensalzar a quién amas o admiras.
Atención a lo que dijo Wittgenstein (copio literalmente lineas de un libro), "El éxito del psicoanálisis reside precisamente en escuchar e interpretar a alguien como si fuera la única persona que existe sobre la faz de la tierra, como tuviera una existencia trágica, digna de cualquier héroe". Mi interpretación sobre esto se reduce al condicionamiento, dame lo que quiero, en éste caso atención, mimo y tacto, y te daré lo mejor de mí, el más profundo e íntimo pensamiento que recorra mis adentros.

Dejemos esto como la primera parte de una larga reflexión, ya que Santi me retó en longitud, contenidos y polémica, y luego o mañana zanjaré los temas que a mi criterio, y con mi idea de felicidad, aún no he tocado.

Gracias por leer.

Lo que realmente me hace feliz ....

viernes, 17 de abril de 2009

Con amigos así todo es más fácil

Cuando encuentras tu sitio en el mundo has de valorar, como yo dije anteriormente, si lo tuyo es lo mejor.
En esta caso, aún con ganas de conocer a más y más gente interesante, no creo, ni pienso, ni quiero tratar de sustituir, desplazar o malograr a ninguno de ellos, siendo éstos la combinación ganadora para una vida fructífera y de plenitud.

Mentiría si dijese que no los necesito, como mentiría también si dijese que no me cuesta llegar a su altura.

Poco más podría decir con palabras,desde luego nada que no sepan, y probablemente, todo ,es lo que realmente nos debamos mutuamente.

Finalizaremos pues, este relato, con la compañía de un artista de una categoría donde sólo los grandes pueden codearse.


miércoles, 15 de abril de 2009

Durillo

Me duele la cabeza, en teoría podría ser por cualquier causa, pero opino que es debido al sobresfuerzo al que últimamente le someto. Sin duda pensar, en su sentido racional, es lo que nos diferencia de los animales, pero a veces, cuando el insomnio acecha, preferiría ser una simple, torpe y molesta piedra. La cafeína me mantiene alerta, y alguna otra sustancia hace mi día más ameno. Me gustaría relajarme un rato, disfrutar de la música de Owen y dormir hasta que me despierte sin ganas de seguir tumbado. Añoro mis años de niño en los que dormir era tan fácil como tumbarse en la cama, agotado de un día de juegos e inocentes risas. Añoro también otras tantas cosas, que sin duda y con esfuerzo superaremos en un mejor futuro. Les dejaré hoy un tema clásico, que me ayuda a relajarme y tan archiconocido, que aún sin letra, podría ser coreado de un extremo a otro de la tierra. Además ya es primavera.



Buenas noches.

martes, 14 de abril de 2009

"Más vale pájaro en mano que cientos volando" Máximo exponente del conformismo adaptado al refranero español. Sin duda, si lo que tienes merece la pena, no lo cambies. Pero, ¿y si no es lo mejor lo que yo tengo? El conformismo hace a la gente estanca, frena el desarrollo y se interpone entre nuestra felicidad y nosotros en forma de una rutinaria esperanza de que todo va a cambiar sin que hagamos nada. A veces, por duro que parezca, hay que deshacerse de las viejas ideas y retomar nuestras vidas en pro de un futuro mejor que se adecue más a nuestras inquietudes y sueños. No obstante los incorfonmistas, entre los que me incluyo sin querer hacer de ello una virtud, a veces no sabemos apreciar el presente, y jugamos equivocos movimientos que, no con arrepentimiento pero si con sentimiento de culpa, desearíamos algunas veces no haber ni por asomo pensado.
Mi humilde opinión se resume en un dicho más actual que nuestro famoso refrán...

Renovarse o morir



...



Duerman mientras puedan.

La fresca primavera

Desde una institución Española en lo que a la información se refiere, la cadena SER en concreto, escribo tras mucho tiempo, para, con más calma que nunca, retomar mis andaduras en este pequeño espacio virtual. No fue la pereza, si no la falta de motivación lo que cerró temporalmente éste, mi Blog. Ahora, con ideas frescas y renovado por una más que mágnifica semana santa en la mejor de las compañías ni tan si quiera soñables, y agradeciendo al señor el lugar que me dió en el mundo, intentaré amenizar, y sobre todo calmar mi sed de inquietud escribiendo todo aquello que no puedo decir en el cara a cara. Hoy seré breve, pero por motivos laborales, pero una actualización con nombre propio nos aguarda en la recámara. Bien por quien me lea, y mejor por quién, como Juan, me lea entre lineas.
Sin más dilación, un saludo.