martes, 9 de febrero de 2010

Sopa de letras.

"El paisaje era desolador, apenas se oía movimiento en las calles, o lo que quedaba de ellas, y tan solo lejanos quejidos y llamadas de auxilio rompían la aterradora calma que reinaba.



Se levantó tras apartar los escombros con la ayuda de un trozo de lo que, aparentemente, parecía su hasta entonces preciosa mesa de roble, y miró al cielo amenazante. No notaba el dolor, ni el frío, ni siquiera estaba seguro de saber que había pasado, pero sabía que era de vital importancia volver a encontrarse con ella. Vivía cerca, tanto que de no ser por la gran nube de polvo que cubría la calle hubiese sido capaz de distinguir su edificio. Apenas se orientaba, pero más por fuerza de voluntad que por capacidad física se movía más rápido que como jamás lo había hecho. Tenía unas profundas ganas de llorar, pero no había tiempo para lamentos. El trayecto de unos pocos metros parecía haberse convertido en kilómetros, y se prometió que moriría, si fuese preciso, en el intento.

Y así fue, pero se permitió el lujo de formar una ultima reflexión cuerda en su mente. No se arrepentía de nada o casi nada de lo que hubiese hecho o dicho, no deseaba volver al pasado a cambiar nada o casi nada de lo dicho o hecho, no se echaba en cara ni su enorme mediocridad que tanto odió en tiempos pasados. Sólo, y no quiso admitirlo hasta ese momento, cuando ya nada tiene valor, se arrepentía de no haber sabido demostrar a quienes le rodeaban la importancia que tenían, a quién amó que la amaba y a quién perdió que lo sentía"

1 comentario:

  1. muy chulo, Rurru, me gusta ver que también sabes relatar historias como dios manda!!!!
    :P

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