jueves, 30 de julio de 2009

El don de la inoportunidad

La vida debería tener banda sonora, y ésta entrada lo merece, así que si me hacen el favor de dejar sonando el siguiente tema mientras leen mi relato, entenderán un poco mejor como funciona mi mundo.

http://www.youtube.com/watch?v=FcOt6mfjxeA

Entonces entró ella. Sólo su presencia llenaba la sala, medio ordenada contra todo pronóstico, y en la que yo acababa de entrar y esperaba con cara seria sentado en el sofá. Los temas a tratar eran variados, pero fué sin duda "el tiempo" en el que coincidimos ambos. Todo pintaba a que aquella podía ser su última visita.




Mentiría si dijese que tenía un as en la manga, mentiría si tratase de haceros creer que como a lo largo de la historia, tenía un plan B preparado.

Sin duda, algo en mí me dijo que esto no podía acabar así. Metí la mano en el corazón y arranqué el pudor, los prejuicios, el orgullo y demás trabas y hablé de tú a tú sobre todo lo que pensaba y sentía en aquel momento.

Siempre estoy en el sitio oportuno en el momento inoportuno, una pena, hubiese sido todo más fácil.

Hacía mucho calor, tanto que bebí agua varias veces, y todos sabemos que el agua es para deportistas o enfermos, aunque últimamente me pueden archivar con los segundos.

Luego me disculpé sinceramente por todo el mal causado y por mis malas formas, y traté de hecerle ver que su elección tomada sin tiempo no era la mejor.


Ahora espero, siempre espero, pero no creo que me canse, nunca me canso.

Soy persuasivo, arrogante, orgulloso y gilipollas, un partidazo teniendo en cuenta que soy extremadamente guapo.

Si el tiempo corre, estoy seguro de que todo irá bien.

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