martes, 21 de abril de 2009

De la felicidad, el bienestar y el mundo interior (parte 1)

La felicidad, utilizada desde los escritos aristotélicos, ha sido tratada de diferentes formas por los distintos pensadores (incluyendo a cada cual),y distando, cada día más, de su esencia semántica, que si no recuerdo mal se resumía en el sentido de la vida. La ambigüedad de ésta palabra y su poca universaliedad hicieron que los pensadores empezaran a tratar el bienestar. El bienestar, relativamente más objetivo, aún siendo personal e intrasferible como el carnet de la biblioteca, si mantiene unos básicos comunes, en mayor o menor medida, contables. Haré un repaso, sin basarme en ningún dato, de mis bienes básicos, pudiendo éstos ser desde rídiculos a universales, pero siendo, desde luego, míos.



Empezaré por la salud, gozar de ella es increíble, y no lo aprecias hasta que te encuentras realmente mal. El camino básico para amarla es el dolor, que cuando ausente olvidamos y que siempre acecha en forma de amenaza. El final de la salud es la muerte, y la muerte es la nada, y yo desde luego, no quiero eso.



Más allá de la salud, haciendo mi repaso, encuentro los bienes básicos. Aquí englobaremos desde casa, comida y agua, hasta ropa, transporte y vacaciones. Cada uno es el y su circustancia, y la mía, me guste o no, está a ese nivel. Nunca he tenido la oportunidad de añorarlos, y me cuesta mucho tan si quiera pensar en no tenerlos. Me alegro de ello, y deseo con todas mis fuerzas que hasta el peor de mis enemigos los cubra con solvencia. Recursos hay, organización, no la habrá nunca. El melodramatísmo no es para mí, y mirando poco más allá de mis narices, mentiría si dijese que algo así me quita el sueño.



El yo, el más importante, y sin duda , sin ser el que más cuido, es en cualquier caso lo que realmente conozco a fondo. Cada uno malinterpreta la realidad, fenoménica según Kant, a su manera. La mía debe ser una de las peores interpretaciones habidas, pero esa ilusión por el amor eterno, la verdadera amistad, el respeto mutuo y el buen humor por encima de todo, me hace mantenerme en un estado sólido, casi impenetrable por los males contingentes del día a día.

El reconocimiento ajeno es el mayor de los premios, y el sentirse querido, escuchado e importante nos llena tanto de satisfacción que a veces arriesgamos nuestra propia integridad por ellos, y ya ni que decir tengo si se trata de ayudar, servir o ensalzar a quién amas o admiras.
Atención a lo que dijo Wittgenstein (copio literalmente lineas de un libro), "El éxito del psicoanálisis reside precisamente en escuchar e interpretar a alguien como si fuera la única persona que existe sobre la faz de la tierra, como tuviera una existencia trágica, digna de cualquier héroe". Mi interpretación sobre esto se reduce al condicionamiento, dame lo que quiero, en éste caso atención, mimo y tacto, y te daré lo mejor de mí, el más profundo e íntimo pensamiento que recorra mis adentros.

Dejemos esto como la primera parte de una larga reflexión, ya que Santi me retó en longitud, contenidos y polémica, y luego o mañana zanjaré los temas que a mi criterio, y con mi idea de felicidad, aún no he tocado.

Gracias por leer.

Lo que realmente me hace feliz ....

2 comentarios:

  1. las vacaciones son un bien básico? xDD
    yo creo que les ponen 16% de IVA en vez de 7%

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  2. Desde las alturas te doy las gracias, y no solo por el comentario y el cumplido... :)
    Esta gran reflexión tuya te coloca en una cumbre muchísimo más alta que la mía. Aunque para darse cuenta de eso no es necesario escribir un blog.

    Salud!

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