domingo, 30 de agosto de 2009

Fragmento de la historia de "Una vida como otra cualquiera" 2

...Se obsesionaba fácilmente con la idea del destino. Le pesaba la idea de pensar que hiciese lo que hiciese estaría ya escrito. No escrito en un libro, ni codificado en un lenguaje. Escrito de forma que, con una inteligencia superior si quiera al entendimiento humano, se pudiese analizar a tiempo real cada partícula del universo, compararla y relacionarla con todas las demás, y anticipar así el siguiente paso, haciendo una lectura absolutamente fiable de un futuro.

Leía a Schopenhauer*, fumaba en pipa y vestía una, aunque vieja, elegante camisa de cuadros rojos.
Se había quedado solo en el mundo, pero no le importaba, el ya estaba de vuelta de una vida mas que intensa , y además de no hacer mucho por relacionarse con la gente, cuando lo hacía, era de una educación tan refinada que casi asustaba no tratarle de usted. Todos le veían como un adolescente ve a su profesor, y aunque respetado, nadie quería intimar con él por esa sensación de inferioridad que creaba su esfera.

No obstante, aún mantenía un buen porte. Siempre fue mas atractivo que guapo, y adornaba cada frase con matices sutiles pero que creaban siempre esa innecesaria tensión.

A lo largo de su vida tuvo dos grandes e incorregibles defectos, que al final, como bien predijo de joven, fueron los que le hicieron llegar una vez más a una situación de partida.

El primero de ellos, la pereza, lo arrastraba desde su época adolescente. Sería por falta de iniciativa, de ganas o de decisión, pero el y sus amigos siempre eran los últimos en llegar, en irse y en decidir qué, como y cuando. Al final se convirtió en un hábito y sólo le consolaba pensar "mas vale tarde que nunca".

El segundo, la tozudez, era un arma de doble filo. Le dotaba de una seguridad y una credibilidad aplastante. Gracias a ella perseveró hasta cumplir uno a uno los elementos de su "plan maestro", pero quizás a un precio demasiado caro. El nunca lo admitiría, pero esa tozudez se fue bifurcando en distintas manías y al final había días que no se aguantaba ni a si mismo...



*"Todos creen a priori en que son perfectamente libres, aún en sus acciones individuales, y piensan que a cada instante pueden comenzar otro capítulo de su vida.... Pero a posteriori, por la experiencia, se dan cuenta —a su asombro— que no son libres, sino sujetos a la necesidad, su conducta no cambia a pesar de todas las resoluciones y reflexiones que puedan llegar a tener, desde el principio de sus vidas al final de ellas, deben soportar el mismo carácter...”

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