La resaca de las fiestas 1/2

Es importante mantener siempre una decencia, un estilo y una calidad como persona mínimos. Hay gente que por apariencia podríamos catalogar con cientos de tags, y profundizando no demasiado darnos cuenta que; a pesar de su corta edad, o de su vergüenza desmesurada, o de cualquier otro adjetivo, a priori contrariado con la empatía pero que llena de encanto y pinta de color piruleta el alma; tienen un rico y armónico mundo interior. 

Nunca sabes cuando vas a conectar con alguien, por lo que al menos has de brindar una oportunidad a todo el mundo. Puede que sea la situación más absurda, o que el destino, a veces tan generoso como cruel te ponga en bandeja una situación inmejorable de conocer a alguien de una esfera, no superior pero si distinta a la tuya.

Sin duda me alegro de haber compartido mi noche y parte de mi mañana con quién la compartiera, no cambiaría ni un sólo minuto y agradecería efusivamente a todos aquellos que por coincidencia o no, estuvieran conmigo para completar este exitoso día.

Sería honroso para mí encontrar un comentario, una frase, un saludo o simplemente un leído de alguna de estas personas, y sería, desde luego, más honroso, poder volver a compartir desde unos pocos minutos hasta varias horas con algunas de estas personas. 

La resaca pesa, pero pesan más las penas que recoges por el camino.